La canela ofrece polifenoles de muy buena calidad, es rica en antioxidantes, que nos protegen de los daños oxidativos provocados por los llamados “radicales libres”.
Es antiinflamatoria; estudios revelan que reduce la hinchazón en diferentes partes del cuerpo, así como también combate las infecciones y repara tejidos dañados.
Un estudio de la Universidad de Penn State de Pensilvania (EE.UU.) concluyó que las dietas ricas en canela pueden ayudar a reducir las respuestas negativas del cuerpo cuando comemos alimentos de alto contenido graso. Tiene efectos muy buenos sobre el azúcar en sangre por lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, sirve para reducir los niveles de colesterol “malo” y los triglicéridos. Algunos estudios indican que aumenta la cantidad de colesterol “bueno” y que también reduce la hipertensión. Todo ello ayuda a tener un corazón más saludable.
Mejorar los niveles de insulina, que es una de las principales reguladoras del metabolismo y de los niveles de energía en el cuerpo. Reduce los niveles de azúcar en sangre y por ello se recomienda a los diabéticos consumirla más a menudo. Se ha demostrado que reduce la cantidad de glucosa que ingresa en el torrente sanguíneo. Después de comer, logra interferir en las enzimas digestivas, disminuye la degradación de los hidratos de carbono en el tracto digestivo y actúa sobre las células transportadoras de insulina.
El principal componente activo de la canela (cinamaldehído) combate algunos tipos de infección como, por ejemplo, las del tracto respiratorio por hongos, inhibe el crecimiento de bacterias tales como la salmonela, previene la caries dental y el mal aliento.